miércoles, junio 01, 2011


NINA KOBA









Los sabios griegos y su célebre frase "Nada surge de la nada", explican mi interés por el dibujo. Mis padres tuvieron ese talento, que por exceso de trabajo y falta de tiempo, no pudieron desarrollar. Dios decidió componer esta omisión y me proveyó con todo el tiempo del mundo a solas con el pincel.

En búsqueda de mi Yo, pisé los terrenos de la Pedagogía, Geografía y Psicología. Viajé y viví en diferentes culturas, formando así mi propia visión del mundo, exterior e interior.

Una buena mañana amanecí con un claro entendimiento de que soy una pintora. Y que no hay ningún otro camino que permita mi energía creativa fluir sin tropiezos ni condiciones. Me sumergí no solo en el mundo de las técnicas, texturas y tendencias. Estudié las vidas de los pintores. Observé como sus experiencias se plasmaron en su arte. Traté de sentir lo que sentían ellos, mientras creaban sus obras.

Me interesa todo sobre el comportamiento de la luz, la interacción de los colores. Me permito jugar con ellos creando así mi propia expresión visual de las emociones. Al terminar, observo mis trabajos, tratando de encontrar en ellos la intención original y descubrir una nueva, que se fue agregando en el camino.

Es así como fluyo y me siento plenamente feliz y libre.

Nina Koba